Había una vez un hombre llamado Juan, que era un conductor de taxi en una gran ciudad. Siempre trabajaba duro para mantener a su familia y nunca había tenido muchas oportunidades para viajar y ver el mundo.
Un día, un pasajero subió a su taxi y comenzaron a hablar. El pasajero resultó ser un hombre mayor y sabio que había viajado por todo el mundo y había visto muchas cosas asombrosas. Mientras conversaban, el pasajero notó que Juan estaba interesado en sus historias y le dijo: “Juan, tengo algo para ti”. Le entregó un pequeño cuaderno y le dijo: “Escribe tus sueños y metas aquí”.
Juan tomó el cuaderno y comenzó a escribir sus sueños. Quería ver el mundo, visitar países exóticos y conocer gente nueva. Pero también quería ver a su familia feliz y cómoda. Al final del viaje, el pasajero se despidió de Juan y le dijo que hiciera realidad sus sueños.
Después de ese día, Juan comenzó a trabajar más duro que nunca. Ahorró dinero para un viaje y, después de varios años, finalmente pudo permitirse viajar a Europa con su familia. Fueron a lugares que nunca habían imaginado y conocieron personas increíbles de diferentes culturas.
Cuando regresaron a casa, Juan se dio cuenta de que había logrado muchos de sus sueños y metas. Comenzó a escribir un libro sobre sus viajes y su experiencia de vida. Se convirtió en un autor exitoso y recibió muchos elogios por su obra. Pero lo más importante para él era que su familia estaba feliz y cómoda.
Juan aprendió que no importa cuán pequeño o grande sea tu sueño, siempre puedes hacerlo realidad si trabajas duro y te esfuerzas por ello. La lección que aprendió en ese taxi le cambió la vida y le permitió alcanzar todo lo que había deseado.
Tu Amigo, El Dios del Olimpo.